El oligarca ruso Roman Abramóvich lleva tres años jugando al gato y al ratón con el Gobierno británico, y la paciencia de Downing Street ha comenzado a agotarse, justo en el momento en que Europa está dispuesta a utilizar los bienes rusos congelados para ayudar a la financiación de Ucrania.El primer ministro, Keir Starmer, ha firmado una licencia por la que permite la transferencia a ese país de 2.850 millones de euros, el fruto de la venta del club de fútbol Chelsea F.C. , que permanecían retenidos en una cuenta del Reino Unido. El multimillonario ruso, amigo y aliado de Putin, se comprometió a destinar ese dinero a programas humanitarios para suavizar los efectos de la guerra, pero ha mareado hasta ahora a las autoridades británicas con su insistencia en que el dinero se destine a “todas las víctimas” (incluyendo a soldados y civiles rusos) y con la disputa constante sobre la verdadera cantidad de dinero que retiene su fundación.“Ha comenzado la cuenta atrás para que Roman Abrámovich cumpla con el compromiso que adoptó cuando el Chelsea F.C. fue vendido, y transfiera esos 2.500 millones de libras esterlinas (2.850 millones de euros) a una causa humanitaria en Ucrania”, ha advertido Starmer este miércoles en su última comparecencia en la Cámara de los Comunes antes de las vacaciones navideñas. “Este Gobierno está preparado para impulsar el caso en los t tribunales, para que hasta el último penique sea destinado a aqeullos cuyas vidas han sido destrozadas por la guerra ilegal de Putin”, ha señalado el primer ministro.Las duras sanciones económicas impuestas al empresario por el Gobierno de Boris Johnson, por sus vínculos con el régimen de Vladímir Putin y su connivencia con los ataques a la integridad territorial de Ucrania, colocaron a la entidad deportiva en respiración asistida. Hasta que Downing Street permitió la venta del club, con la condición de ni Abrámovich ni nadie relacionado con el magnate pudiera beneficiarse de la venta. Al final, fue un consorcio de inversores estadounidenses liderado por Todd Boehly, empresario e inversor, y Clearlake Capital, los que se hicieron con el club. La cantidad desembolsada quedó retenida en una cuenta bancaria británica. Keir Starmer, este miércoles en la Cámara de los Comunes.© House of Commons (via REUTERS)El Gobierno de Starmer da de este modo al oligarca ruso una última oportunidad para que proponga un destino de esa fortuna que sirva para beneficiar a las víctimas de Ucrania. Fuentes relacionadas con la negociación han asegurado al diario Financial Times (FT) que se han concedido 90 días a Abrámovich para que dé una respuesta.“Es inaceptable que más de 2.500 millones de libras que se deben al pueblo de Ucrania permanezcan congeladas en una cuenta bancaria del Reion Unido. Ha llegado la hora de que Roman Abrámovich pague”, se ha sumado la ministra de Economía, Rachel Reeves, a las advertencias de Stamer. Sin embargo, legalmente ese dinero sigue perteneciendo al oligarca ruso, por mucho que esté congelado y bajo el control del Gobierno británico.Las presiones sobre Abrámovich coinciden con la celebración de la cumbre europea que se celebra en Bruselas este jueves y este viernes. La UE debatirá en ese encuentro una decisión de histórica trascendencia respecto a las sanciones ejercitadas hasta ahora contra Rusia, que consistiría en la liberación de más de 92.000 millones de euros, parte de los fondos congelados a Moscú, para convertirlos en “préstamos de reconstrucción” de un país devastado por la guerra y al límite de su supervivencia.Downing Street lleva ya tres años negociando con Abrámovich, sus abogados y su compañía, Fordstam Ltd, a través de la cual tenía la propiedad del Chelsea F.C. Sin embargo, según las últimas cuentas entregadas por la empresa en junio de 2022 al Registro Público Comercial del Reino Unido (Companies House), citadas por el FT, el dinero de que dispone sería notablemente inferior a los 2.500 millones de libras que reclama el Gobierno británico.

Shares: