La nueva consola de Nintendo, la Switch 2, llegará al mercado el 5 de junio con un buen puñado de juegos muy esperados. Las nuevas entregas de Mario Kart, Donkey Kong o Metroid Prime han puesto patas arriba al mundo gamer, que celebró de forma unánime una consola mucho más potente que su predecesora. Una nota discordante, sin embargo, empañó la presentación a principios de abril: su precio. La consola híbrida —a la vez portátil y de sobremesa— se anunció por 470 euros (muy por encima de la Switch original, que salió por 330 euros) sin juego y 510 euros con un juego. Los juegos, además, oscilaban entre los 80 y 90 euros, rompiendo una norma no escrita que ha mantenido el precio de los juegos de todas las consolas alrededor de 60 euros durante tres décadas. La indignación ha corrido por internet durante estos días, en los que también se han anunciado los nuevos aranceles de EE UU, que iban a tener un impacto directo en Nintendo. La pregunta que todo el mundo digital se hace ahora es: ¿Son justos estos precios? ¿Es demasiado caro el ocio digital?“El precio de la consola y, sobre todo, los juegos, no ha sentado bien”, explica Daniel Martínez Bofarull, director académico del área de videojuegos en el Centro Universitario U-tad. Para él, los precios de Nintendo “no se justifican”: “Los beneficios a nivel mundial de estas empresas son brutales. Tienen que salir a explicar muy bien por qué suben los precios. Nintendo, al final, no hace juegos Triple A [la terminología gamer para las mayores superproducciones]. Sus juegos llaman la atención, pero en valores de producción no compiten con un Red Dead Redemption o con un Assassin’s Creed”. “Parte del público de Nintendo, que suele tener ser muy fiel, se ha tomado esto a nivel personal. Pero creo que este boicot durará poco si realmente ofrecen una consola mucho más potente”, cree. “Además, Nintendo tiene sus juegos exclusivos: Mario, Zelda, tiene el nuevo juego de [la exitosa compañía] FromSoftware… Al final la gente comprará si los juegos son buenos. Es lo que ha pasado históricamente: todos hemos puesto el grito en el cielo por los precios desde la PlayStation 2 [del año 2000]pero entramos al trapo y estabilizamos una industria que no favorece a los usuarios”, cree el experto.En la presentación en París, Gustavo Viúdez, director general de Nintendo Ibérica, respondía a EL PAÍS sobre esta subida: “Los precios finales los pone el retailer [el comercio que entrega productos al consumidor final]. Dicho esto, hay un precio para los juegos físicos y otro para los digitales. Ese precio es lo que nosotros entendemos que merece la experiencia del juego. Creemos que los juegos son muy buenos y que van a ser muchas horas de entretenimiento para mucha gente”. Esa es una de las claves con las que Nintendo puede amortiguar la subida: sus juegos son multigeneracionales, y los disfrutan, históricamente, desde los pequeños a los mayores. Hasta ahora, la de Nintendo había sido más barata que las otras dos grandes consolas de sobremesa actuales: la PS5 cuesta entre 450 (solo para juegos digitales) y 550 euros (con ranura para juegos físicos); y la Xbox Series S (la menos potente) vale en torno a 350 euros y, la más potente, la Series X, en torno a 500.“No me extrañaría que reculasen con los precios”, dice Martínez Bofarull. De hecho, la tienda digital de Nintendo se actualizó hace tres días y durante varias horas dejó de ofrecer precios. Podría ser debido a los aranceles: la semana pasada Nintendo retrasó las reservas de la consola tras el anuncio de los gravámenes de Donald Trump, que afectan especialmente a Vietnam y Camboya, donde la compañía japonesa tiene gran parte de la producción de consolas. “También”, dice Martínez Bofarull, “puede ser que se hayan dado cuenta del malestar causado, y vayan a modificar los precios. Quizá les ha venido bien el anuncio de los aranceles”.Consola y juegos“El éxito de una consola se basa en que es un elemento tecnológico que podría costar tres o cuatro veces más, pero se hace de un modo que se pueda vender más barata”, explica Jorge Huguet, presidente de DUX Gaming, que recuerda que durante muchos años las consolas se vendían incluso a pérdidas, y luego el dinero se ganaba con la venta de juegos. “Las consolas son aparatos tecnológicos muy potentes a un precio muy razonable, que permiten disfrutar experiencias únicas durante mucho tiempo”, señala. La vida media de una generación de consolas, es decir, entre un modelo y otro, son unos siete años. “Si haces los cálculos relativos, es menos de lo que cuesta una película que dura dos horas, un concierto, un evento deportivo…”, termina Huguet, que durante muchos años fue director general y de marketing de Sony en el sur de Europa y, como tal, uno de los máximos responsables del éxito de la marca PlayStation en la zona.La subida de la consola ha sentado mal, pero lo que realmente ha soliviantado a la comunidad es el alza de los juegos. Lo cierto es que desde hace más de tres décadas el precio de los juegos no ha subido: a finales de los noventa ya se compraban por unas 10.000 pesetas (60 euros al cambio). “Se ha obviado la inflación. Si haces el interés compuesto de 30 años, aunque fuera a una media del 2% anual… si lo calculas igual hoy, el precio sería el doble”, relativiza Huguet. Fue toda la industria la que decidió congelar esos precios, apostar por el volumen de ventas a costa de tener un margen de beneficios menor. ¿Por qué? “Porque la industria estaba en plena expansión, en pleno crecimiento. Una industria en crecimiento continuo, como ha pasado en los últimos 25 años, te permite esto, pero es razonable que muchas empresas piensen que hay que cambiar el modelo”, resume Huguet. Es decir, el modelo de negocio no es el mismo en mercados en crecimiento que en mercados estables y, tras el crecimiento exponencial que se ha vivido en los últimos años (el último arreón fue con la pandemia), el número de jugadores a nivel mundial (unos 3.300 millones en 2024) sigue creciendo, pero a mucho menor ritmo.Escenario complejoIndependientemente de lo mareante de las cifras de la industria cultural que más dinero genera (alrededor de 180.000 millones de dólares en 2024), lo cierto es que el sector del ocio interactivo se desliza hacia un modelo de negocio muy arriesgado. El crecimiento ininterrumpido durante los últimos años ha provocado una inflación de los costes de producción. Hace poco se filtró que Marvel’s Spider-Man 3 tendría un presupuesto de 385 millones de dólares (343 millones de euros). Marvel’s Wolverine, de 305 millones. Mucho más dinero que cualquier superproducción de Hollywood.Insomniac, la desarrolladora de estos juegos (distribuidos por Sony) estimaba unas ventas de 14,5 y 10 millones, respectivamente, lo que supondría un éxito. Pero a veces esas perspectivas de ventas no se cumplen: si tus beneficios empiezan tras vender dos millones de copias, la industria funciona; si tus beneficios empiezan después de vender nueve o 10 millones, con esas cifras un descalabro se lleva por delante a todo el estudio. Precisamente por eso, el mundo de los videojuegos sufrió en 2024 más de 14.000 despidos. Y entre 2022 y lo que llevamos de 2025 más de 30 estudios (algunos muy importantes, como Ready at Dawn, Arkane Austin o Firewalk Studios) han echado el cierre. En España, recientemente cerró Tequila Works, uno de los estudios más importantes.Con esas cifras, una subida de precios iba a llegar tarde o temprano. Grand Theft Auto V es el producto cultural que más dinero ha generado jamás, más de 8.500 millones de dólares desde que salió al mercado en 2013. Hay informes que hablan de que su secuela, GTA VI, prevista para finales de este año, ha costado más de 2.000 millones. Antes del anuncio de la Switch 2, todos los analistas fijaban en este juego la posibilidad de un aumento generalizado, pues se rumoreaba que podría llegar a los 100 euros. Nintendo ha abierto la veda antes.“Nintendo es el conejillo de indias. El resto de estudios están expectantes”, finaliza Martínez Bofarull. “Pueden sumarse a esta subida de precios o pueden hacer lo contrario, colocarse una medalla diciendo que ellos mantienen los precios habituales”. El tiempo dirá. Para quitar hierro al asunto, el presidente de Nintendo América, Doug Bowser, aseguró hace unos días que no hay nada seguro todavía, y que los precios de los juegos serían variables, dependiendo de “factores como el desarrollo, la profundidad de la jugabilidad, o las experiencias que ofrezcan”. “Bowser” es, además de su apellido, el nombre del gran antagonista reptil de Super Mario. Que nadie tema, solo es una casualidad. No significa que los malvados koopas hayan tomado el control del mundo de los videojuegos.
¿Cuál será el precio de los videojuegos de la Nintendo Switch 2? La marca rompe la norma no escrita y solivianta a los jugadores | Cultura
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