La parte buena de tener un trabajo que consiste en expresar lo que una siente es que puede ser terapéutico; la mala, que lo escucha todo el mundo. Valeria Castro (La Palma, 25 años) ha sacado un álbum muy íntimo en el que desnuda su alma y expone sus inseguridades. El pasado 8 de abril lo presentó en los Teatro Luchana de Madrid ante un grupo de suscriptores del diario durante uno de los encuentros que organiza EL PAÍS+.El cuerpo después de todo, su segundo trabajo, no es una respuesta sino una pregunta. ¿Cómo se queda el cuerpo después de todo lo que le decimos, de cómo lo juzgamos, de todo lo que sufre? Castro, a pesar de haber escrito 11 temas sobre ello, todavía no lo sabe.La cantautora acababa de aterrizar en la capital tras haber pasado el fin de semana en Las Palmas, donde dio dos de los primeros conciertos de su gira, que la llevará por 16 países de Europa, Latinoamérica e incluso Estados Unidos. “A veces lo digo en voz alta, a ver si me convenzo de lo que acaba de pasar porque muchas veces vas con la vorágine del momento y hay que disfrutarlo”, reconoció entre risas.El disco, que vio la luz el pasado 14 de marzo, empezó a tomar forma en México, tras terminar su gira anterior. En una profesión como la suya, cuando los focos se apagan y la etapa de subirse a un escenario termina, existe el riesgo de que la soledad asfixie. “Desde esa soledad pude ver qué otras cosas estaban ocupando mi cerebro, mi cuerpo, porque de todo lo que había alrededor no me podía dar cuenta”, confesó Castro.“He tenido que ahondar en la mujer que soy y en las sensaciones que me llevan recorriendo mucho tiempo, este disco es la radiografía de los dos últimos años de mi vida”, añadió después. Aunque escribe en primera persona, es consciente de que todos esos sentimientos son colectivos: “Esa imagen frente al espejo cruel con una misma no es una cosa que nos pertenece solo a nosotras, es un constructo social, algo que nos han impuesto”.Pese a la intensidad de la letra, la melodía del álbum es dinámica y alegre. El productor del disco, Carles Campi Campón, le sugirió que jugasen con la música “por su propio bien” de forma que no le resultara demasiado difícil interpretar los temas a posteriori. Se reunió con varios músicos en el estudio para, sin ninguna pretensión, acompañar la letra y ver qué salía. “La cara del que tienes al lado ya te dice si está funcionando, no quiero hacer discos de otra manera”, aseguró la canaria, emocionada.La periodista Laura Piñero, encargada de realizar la entrevista, le preguntó por una canción especial en el disco, la que interpreta junto a Silvia Pérez Cruz, su primera colaboración. La catalana es una inspiración para ella y aseguró que colaborar con ella era “un sueño”. “Quería darle una canción de la que yo me sintiera orgullosa”, reconoció. Debe ser no solo cumplía el requisito, sino que parecía estar escrita para cantarla juntas. Fue su productor, de hecho, quien le sugirió a Silvia porque podía ver sus influencias en los tarareos finales del tema.El público, que siempre tiene la última palabra en estos encuentros, le agradeció el gesto generoso de haber puesto en letra y melodía algo que todos parecen sentir. Los adultos le dieron las gracias por escribir sobre un tema tan universal que les permite compartir su música con sus hijos y los más jóvenes se reconocieron en esa ansiedad y en “el nudo en la garganta” que Castro confiesa sentir.La cantante se despidió interpretando Tiene que ser más fácil que dice: “Tiene que ser más fácil el quererse/ no puede el cuerpo ser tan cruel al verse/ es el propio juicio quien presiona y no baja la guardia”. Emocionada, salió del escenario con la mano en el pecho y los ojos vidriosos.
Valeria Castro: “Esa imagen frente al espejo cruel con una misma es un constructo social” | Cultura
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