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Helen Mirren, los 80 años de la gran dama del séptimo arte descendiente de la aristocracia rusa y conectada con la realeza británica | Gente

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Cleopatra, Isabel I e Isabel II de Inglaterra, la reina Carlota, la zarina Catalina La Grande… en la extensa carrera de Helen Mirren los personajes de grandes mujeres de la historia de la realeza son una constante. Algunos de estos papeles le han proporcionado asombrosos éxitos (el Oscar, Globo de Oro y Bafta que se llevó por la película La reina (2006), sobre la vida de Isabel II) y otros han pasado más desapercibidos, pero todos han contribuido a consolidar su imagen como una actriz más que solvente, un apellido poderoso que no necesita convencer a los espectadores: si sale Mirren, probablemente será buena. La británica ha conseguido labrarse un nombre en la industria cinematográfica y a sus 80 años, que cumple este sábado 26 de julio, continúa afrontando nuevos retos interpretativos. En lo que va de año, ha estrenado dos series y en los próximos meses se la verá, al menos, en otros tres proyectos. Una prolífica trayectoria que comenzó cuando era apenas una adolescente.Más informaciónSus conexiones aristocráticasMirren nació con el nombre de Ilyena Lydia Vasilievna Mironov, una pista evidente de sus orígenes. Su padre había abandonado Rusia cuando tenía dos años junto a su familia, perteneciente a la nobleza. La bisabuela de Mirren era la condesa Lydia Andreevna Kamenskaya y su abuelo, coronel en el Ejército Imperial Ruso, y más tarde diplomático al servicio del zar Nicolás II. La familia estaba en el Reino Unido cuando estalló la Revolución de 1917 y ya no pudo regresar, asentándose en Londres. Su abuelo trabajaría entonces como taxista, uno de los oficios que también desempeñaría su padre. En un momento dado, el patriarca cambió el apellido familiar por Mirren para que sonara más británico. Helen Mirren en su casa de Fulham (Londres), el 26 de septiembre de 1975.Mirrorpix (Getty Images)En una entrevista con el diario The Herald Scotland, publicada en 2015, Mirren relató cómo fue viajar a Rusia para conocer su historia familiar de cerca. Todo comenzó cuando una compañera de reparto de la serie Principal sospechoso (1991) —ficción que la catapultó en el Reino Unido— le ayudó a traducir unas viejas cartas y memorias que custodiaba de su abuelo. “Visitar la finca de mi familia fue extraordinario. Era una leyenda. Nunca pensé que llegaríamos a descubrir dónde estaban, aunque mi abuelo dejó mapas muy buenos. Lamentablemente, no queda nada —ni casa ni nada—, pero el simple hecho de aventurarme en la parcela de mi familia fue emocionante”, relató. El nexo de la intérprete con la alta sociedad no se queda en su árbol genealógico paterno. De una manera mucho más distante, también está conectada con la realeza británica. Su madre pertenecía a una familia obrera y era hija de un carnicero que a su vez había heredado el oficio de su padre, carnicero oficial de la reina Victoria. A pesar de estos curiosos orígenes, su infancia fue más bien humilde, criada en el seno de una familia obrera que era bastante antimonárquica, como ella misma ha relatado en varias ocasiones: “Pensaban que todo era pura basura. Odiaban el sistema de clases. Así que me educaron para no creer en ningún tipo de sistema de clases”, se sinceró en la citada entrevista.El teatro como escuela y su triunfo posterior en la televisión y el cineBuena parte de las nuevas generaciones de actores hoy dan sus primeros pasos en series de grandes plataformas, pero durante décadas fue el teatro la gran escuela de quienes más tarde se consagrarían (en términos de fama) en el cine. Así fue para Mirren. La británica se enamoró siendo apenas una niña de la interpretación y a los 20 años ya había logrado un papel protagonista, nada menos que para la obra Antonio y Cleopatra en una producción del reputado teatro londinense Old Vic. Una obra que luego repitió junto a Alan Rickman en el teatro nacional Olivier en 1998. Aquel papel fue clave para su carrera y permitió que, casi desde sus comienzos, fuera tomada en serio por el público y la crítica. Helen Mirren y Alan Rickman durante los ensayos de ‘Antonio y Cleopatra’ (1998), en el teatro Olivier (Londres).John Stillwell (PA Images/Getty Images)O al menos más en serio que a otras compañeras de oficio, porque Mirren tuvo que lidiar con bochornosas situaciones siendo actriz y joven en un tiempo donde el machismo no se enmascaraba porque nadie lo consideraba necesario. Prueba de ello es su primera entrevista televisiva, una charla con el presentador Michael Parkinson emitida en la BBC en 1975. Ella tenía 29 años y empezaba a hacerse con un sitio destacado en la escena teatral. Él era toda una institución de la televisión británica, y no dudó en lanzarle todo tipo de comentarios y preguntas incómodas. Entre otras, si consideraba que sus “atributos físicos” (en referencia a su pecho) podían jugar en contra de su estatus de “actriz seria” de teatro. “¿Crees que las actrices serias no pueden tener pechos grandes?”, respondió ella. Muchos años después, Mirren se pronunció al respecto: “Era el primer talkshow al que iba y estaba muerta de miedo. Pero lo he vuelto a ver y, qué coño, lo hice bastante bien. Era muy joven e inexperta, pero él era un viejo sexista que a día de hoy niega ser así. Pero lo es. Por supuesto que lo es”, dijo a The Telegraph en 2011. El teatro respaldó a la intérprete durante las primeras décadas de su carrera, pero fue la televisión lo que terminó por consagrarla como una de las grandes actrices del Reino Unido. Mucho antes de que este medio estuviera plagado de estrellas y los estrenos se acumularan semana tras semana, Mirren apostó por una ficción policiaca con Principal sospechoso, donde daba vida a Jane Tennison, una detective adicta al trabajo. Un papel rara vez interpretado por mujeres en la actualidad, y mucho menos en los años noventa. Con esta ficción se llevó dos premios Emmy, además de un sinfín de nominaciones.Su carrera en cine también es prolífica, con títulos desde finales de los años sesenta hasta la actualidad. En 1985 conoció durante el rodaje de Noches de sol a quien sería su marido, el director Taylor Hackford, con quien contrajo matrimonio hace casi 30 años. Sin embargo, fue con la película de 1994, La locura del Rey Jorge, cuando su nombre empezó a vincularse con la gran pantalla de manera más recurrente. La cinta fue un gran éxito de público y crítica, y está considerada como una de las mejores películas británicas de todos los tiempos. No es de extrañar, por tanto, que las ofertas de trabajo se multiplicaran tras este estreno. La comedia negra Gosford Park, dirigida por Robert Altman en 2001, cosechó igualmente una gran acogida, consolidando el estrellato de la británica en todo el mundo. Su gran momento llegó en 2006, cuando se llevó a casa su primer Oscar gracias a su papel de Isabel II en La reina, de Stephen Frears. Curiosamente, tres años antes, había sido nombrada Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico, un reconocimiento otorgado por la reina Isabel II con motivo de su aportación a las artes escénicas. Helen Mirren interpretando a la reina Isabel II en la película ‘The Queen’ (2006).IMDBPocos galardones le quedan por conseguir, pero a juzgar por sus palabras, no concede demasiada importancia a los premios. Cuando en 2023 la película Barbie (en la que participó como narradora) no cosechó tantas nominaciones como se esperaba, no tardó en restarle importancia: “No puedes disgustarte por cosas así, honestamente”, recogió The Guardian. “Lo que es fantástico es que Barbie haya sido la película más taquillera de la historia para Warner Bross”.Una posición privilegiada en la escena mediáticaMirren ostenta una posición privilegiada como gran dama del teatro y del séptimo arte y su voz es un altavoz poderoso. Es conocida por no tener pelos en la lengua a la hora de dar su opinión sobre temas que otros colegas prefieren obviar, especialmente con el feminismo. “Desgraciadamente, sigue habiendo dinosaurios, y algunos de esos dinosaurios tienen 50 años en lugar de 80. Muchos hombres de más de 50 están atrapados en un mundo pasado y solo tenemos que dejarlos pasar por el sistema y sacarlos por el otro extremo, si se quiere, para que las cosas realmente cambien”, expresó en The Hollywood Reporter en 2017, año en el que saltó el escándalo de Harvey Weinstein. “Siempre he vivido mi vida como una feminista, creo sin duda en la teoría del feminismo”, añadió en la misma charla.Nunca ha dejado de trabajar, es más, se podría decir que lo mejor de su carrera profesional ha tenido lugar a partir de sus 50 años. Sin olvidar que desde 2014 es embajadora del gigante cosmético L’Oréal Paris, trabajo que comparte con mujeres como Kendall Jenner o Eva Longoria. Pero no por ello ha dejado de señalar con el dedo el edadismo que impera en la sociedad y que es especialmente flagrante en su industria: “Todos envejecemos pero, a medida que te vas haciendo mayor, la vida puede ser cada vez más dura. Muchas personas empezarán a ser tratadas de forma diferente, algo realmente molesto, pero además muy injusto”, sentenció el pasado año al medio Independent a raíz de un estudio publicado por The Age, organización británica con la que colabora y que busca visibilizar la discriminación por edad.Helen Mirren caracterizada como Golda Meir para la película ‘Golda’ (2023).Recientemente, ha hablado abiertamente también de otros asuntos que preocupan a la opinión pública. Durante la promoción de la película de 2023 Golda, donde dio vida a Golda Meir, primera ministra israelí entre 1969 y 1974, Mirren se posicionó respecto al conflicto palestino-israelí: “Creo en Israel, en la existencia de Israel, y creo que tiene que avanzar hacia el futuro, para el resto de la eternidad”, señaló durante una entrevista grabada en julio de 2023 en el Festival de Cine de Jerusalén y emitida en un canal de televisión israelí pocos meses después. En 2024 reiteró su apoyo al país cuando firmó un manifiesto junto a otras 400 personalidades donde defendía la inclusión de Israel en el Festival de Eurovision. “No creo que los artistas deban ser discriminados por la política”, dijo al ser preguntada al respecto. A sus 80 años, no afloja el ritmo y sigue encadenando estreno tras estreno. Por un lado, coprotagoniza 1923, western del universo Yellowstone, ambientado en Montana durante la época de la ley seca y poco antes de la Gran Depresión. En la ficción, que estrenó segunda temporada en febrero, comparte pantalla con Harrison Ford. Por otro, Tierra de mafiosos, junto a Pierce Brosnan y Tom Hardy. Pero todavía hay más: de cara al año próximo será la escritora Patricia Highsmith en la película Switzerland, thriller basado en la vida de la novelista. También se pondrá bajo las órdenes de Kate Winslet en Goodbye June, el debut como directora de la actriz. Además, a finales de agosto llega a Netflix la película El club del crimen de los jueves, adaptación del best seller homónimo que sigue la vida de un grupo de septuagenarios obsesionados con descifrar crímenes sin resolver y donde Mirren vuelve a trabajar con Brosnan. Hace más de una década, declaró que nunca se jubilaría y que, en su lugar, optaría por una desaparición progresiva. Está claro que ese momento todavía no ha llegado.


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